Evaristo García Piedrahita 

Clara Eugenia y María Cecilia Roa García

Nuestra Fundación lleva el nombre de un gran médico y científico colombiano, Evaristo García Piedrahita (Cali, 17 de noviembre de 1845- Cali, 19 de junio de 1921). Esta es una reseña de las múltiples facetas de su vida que han guiado y continúan inspirando nuestro trabajo en tiempos de enormes transformaciones socio-ecológicas. Vislumbramos una persona profundamente comprometida con un territorio que amaba, con una profesión que le permitió compartir generosamente y con un espíritu alegre y curioso que lo condujo por diversas áreas de conocimiento. 

 

Evaristo García como académico,

Evaristo García como académico, fundó y dirigió junto con Plinio Rengifo, el curso universitario de anatomía patológica en la Universidad Nacional de Bogotá, donde recién se había graduado en 18721. Se interesó desde sus primeros años como profesional en compartir y difundir hallazgos científicos. Fue uno de los fundadores en 1873 de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales que sería luego la Academia de Medicina de Bogotá2. En sus primeros años de práctica profesional viajó a Antioquia, Tolima, Santander, Boyacá y Cundinamarca y visitó los leprocomios de Agua de Dios (Cundinamarca) y Contratación (Santander) volviéndose un experto en el diagnóstico de la lepra3 En 1875, a los 30 años, viajó a Paris a continuar su formación. Gracias a sus conocimientos sobre la lepra y a muestras clínicas que había llevado, ayudó a su profesor de anatomía patológica de la Universidad de París, el clínico Jean Martin Charcot (1825-1893), a distinguir la lepra mutilante (o enfermedad de Hansen) de la siringomielia y la esclerosis lateral amiotrófica1.  Por este apoyo, el profesor Charcot lo invitó a presentar sus investigaciones sobre la lepra a los miembros de la Academia de Medicina de Francia. En 1887 en compañía de colegas, fundó la sociedad de medicina del Cauca que estuvo activa durante 20 años. Allí publicó sus trabajos científicos y académicos y se preocupó por difundir los últimos avances de la medicina. Fue rector del colegio Santa Librada en Cali (1878 a 1879), donde había realizado sus estudios de bachillerato3. Fue miembro honorario de la Academia Nacional de Medicina de Bogotá, de la Academia de Medicina de Medellín y de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Cartagena; presidente del primer congreso médico nacional reunido en Bogotá el 20 de julio de 1893 y delegado al primer congreso Medico de Lima en 19131. Su extensa experiencia en las ciencias de la salud y su preocupación por la divulgación del conocimiento y la calidad de la educación nos comprometen con una investigación orientada a la transformación social.

Como científico, su espíritu investigador le proporcionó valiosas experiencias como epidemiólogo y salubrista4. Sus observaciones y conclusiones sobre las enfermedades infectocontagiosas se consolidaron durante su viaje a Europa, donde ya desde 1842 se había expedido la Ley sobre sanidad pública para manejar el suministro de agua, el saneamiento ambiental y la disposición de excretas. Igualmente, en Francia había alcanzado un gran desarrollo la bacteriología y la inmunología gracias a los aportes de Louis Pasteur (1822-1895)4. Además de los temas médicos, se interesó por temas de gran trascendencia en las zonas tropicales biodiversas que en su época eran todavía territorios poco conocidos. Describió muchos aspectos de la vida local de estas regiones realzando sus ventajas, oportunidades y necesidades. Sus trabajos científicos se pueden clasificar en las siguientes disciplinas: medicina, epidemiología y nutrición (26 estudios), herpetología (4), agricultura (3), bromatología (2), ecología y climatología (1), biografías (4) y sus memorias3. Sus obras más destacadas son “Los gusanos urticantes del Valle del Cauca”, “El plátano en Colombia”, “El paludismo y los mosquitos”, “Ensayo sobre el beriberi en el Cauca” y “Los ofidios venenosos del Valle del Cauca” publicado en París en 18965. De esta última obra, dijo el profesor A. Laverán, miembro de la Academia de Medicina en Paris, que “es la obra más completa y extensa que en lengua francesa o extranjera haya aparecido hasta hoy sobre los animales venenosos y el envenenamiento” 9. La clasificación de la Bothrops punctata, equis rabo de chucha, se definió en 1943 usando la denominación del Doctor Evaristo en esta obra3.  Nos inspira la calidad de su obra científica, el carácter holístico de su trabajo, su comprensión de la salud humana como una condición interrelacionada con el alimento, el agua y la salud del ambiente, y el reconocimiento de los saberes vernáculos.

Como médico, a pesar de distinguirse más como clínico que como cirujano, practicaba cirugías menores y tal vez fue el primero que practicó en Colombia la esplenectomía u oblación del bazo3 desde 1877 1. En el primer congreso Médico de Lima en 1913 expuso el caso exitoso de un paciente con leucemia palúdica a quien extirpara este órgano con resultados positivos1. Atendía sus pacientes desde su consultorio particular y también a través de su vinculación con el Hospital San Juan de Dios de Cali3. Abrió también una botica, la “Farmacia Central”, que usó en la época con ánimo de brindar fórmulas a sus pacientes y también como escuela de difusión científica7. Fue conocido por su generosidad como médico en la atención a pacientes de bajos recursos, su amplitud con las fórmulas de su botica y el apoyo alimentario a los pacientes que se recuperaban de alguna enfermedad8

Como ciudadano y hombre público, con una desbordante personalidad, se dedicó también a sacar adelante obras importantes para su ciudad. Fue gerente de la Compañía Constructora de Obras Públicas y con el ingeniero Víctor Borrero Mercado construyó en 1895 el Matadero Público y en 1897 la Plaza de Mercado, con todas las medidas higiénicas necesarias plasmando en estas obras sus ideas expuestas en su trabajo “Higiene: política bromatológica” para el beneficio de su ciudad3. Pertenecía al grupo de tertulias que se hacían los domingos en casas y que el acogió posteriormente en la suya, donde se reunían diferentes exponentes de la actividad caleña sin distingos de religión, política o actividad profesional3. “Fue centro de gravedad de círculos sociales y manifestaciones culturales que se agrupaban para armonizarse racionalmente en medio de tendencias opuestas” 5.

Como político, estuvo interesado en el desarrollo de su región, ideológicamente afiliado al ala radical del partido liberal colombiano. Ocupó varios cargos, entre ellos, el de presidente del concejo de Cali en 1879, 1887 y 18893. Desde allí, propuso conjuntamente con otros vallecaucanos mejorar el abastecimiento de agua para los habitantes de Cali, el desarrollo de un sistema de alcantarillado apropiado para el manejo de las aguas servidas y el embellecimiento de la plaza mayor y su encerramiento para evitar el deterioro producido por los animales4. Fue también diputado del departamento del Cauca a la Asamblea Nacional de 1910 y Diputado a la Asamblea del Departamento del Valle en 19143. En 1915 presentó el proyecto (que luego fue la Ordenanza No 1 de 1916) sobre la necesidad de desarrollar la agricultura tropical en el Valle del Cauca. Esta visión logró concretarla su hijo Demetrio García Vásquez en 1931 con la creación de la Escuela Superior de Agricultura Tropical y el Servicio de Extensión Agrícola, lo que es hoy la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Palmira9

Como historiador, fue fundador del Centro Vallecaucano de Historia y Antigüedades en 1912, lo que es desde 1946 la Academia de Historia del Valle del Cauca3.

Como miembro de familia y de su región, después de su formación en París y Londres, se radicó nuevamente en su ciudad natal en 1877 y se casó en 1879 con la señora María Josefa Vásquez Cobo de cuya unión nacieron 15 hijos, de los cuales dos murieron en edades tempranas. El Doctor Evaristo murió a los 76 años. La ciudad lo acompañó en un cortejo fúnebre de más de 10 cuadras, que se detuvo en varias ocasiones para escuchar los discursos de despedida de varias personas en representación de los gobiernos departamental y municipal, el liberalismo del Valle y de Cali, el cuerpo médico local y la Academia Nacional de Medicina3.

Reconocemos en Evaristo García una persona con un profundo arraigo a su lugar de vida, una inmensa curiosidad y fascinación por la diversidad y la complejidad de las relaciones humanas con la naturaleza, y un espíritu alegre de servicio, generosidad y solidaridad.

Desde la Fundación que lleva su nombre, queremos seguir su ejemplo. Aunque nos separan más de siglo y medio desde su nacimiento, nos inspiran su inteligencia para abordar los problemas de su época, su visión de condiciones de vida digna para sus coetáneos y las generaciones futuras, y su compromiso con la acción transformadora. En esta época de grandes desafíos socioambientales, su ejemplo de vida académica, científica y pública nos convocan a  trabajar por una ciencia que abarque múltiples saberes, y como lo hizo él mismo, reconociendo los lazos afectivos de nuestra condición vital.

Bibliografía

  1. Rico, E. (17 de noviembre de 1945). Elogio del Dr. Evaristo García. Discurso pronunciado el 17 de noviembre en la Academia Nacional de Medicina, con motivo de la sesión extraordinaria en honor al gran científico vallecaucano. https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/38627/26513-92902-1-PB.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  2. Gnecco Mozo, J. (19 de junio de 1996). Huella de un hombre. Diario El País. Suplemento dominical.
  3. Hernández Rengifo, R. (1991). Evaristo García: del empirismo hacia la razón. Ensayo inédito del médico Hernández Rengifo. 
  4. Rico Velasco, J.A. (2006). Evaristo García: el salubrista. Colombia Médica, 37 (1), 83-85. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28337112
  5. El Primer Ciudadano del Cauca. (20 de junio de 1921). El Relator, Notas Editoriales.
  6. Phisalix, M. (1922). Animaux Venimeux et venis, Francia. Masson & Cie Editeurs. https://www.biodiversitylibrary.org/item/44638#page/13/mode/1up 
  7. Guerrero, R. (26 de mayo de 1993). Evaristo García, el Jefe Espiritual el Amigo y Consejero. Diario El País. Suplemento dominical.
  8. Borrero Garcés, L.E. (20 de febrero de 1992). Evaristo García, un varón epónimo. Ensayo inédito del señor Luis Enrique Borrero Garcés, miembro de la Academia de Historia del Valle del Cauca.
  9. Valencia Llano, N.F. y Acevedo Tarazona, A. (2010). Origen de la educación agrícola superior en el Valle del Cauca, 1910-1934. Revista de Historia Regional y local, 2 (3), 67-93. https://revistas.unal.edu.co/index.php/historelo/article/view/12382/pdf_18 

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